Traducción Alasbarricadas.

El jueves 20 de septiembre, la mayor huelga en UberEats entró en su segunda jornada. Casi exactamente dos años después de la huelga de Deliveroo de agosto de 2016 que demostró por vez primera que los trabajadores de las plataformas de distribución de comida podían organizarse y luchar, los trabajadores de Londres volvieron a dejar las herramientas.

La huelga fue provocada por un cambio repentino en el sistema de pago utilizado por UberEats. El pago mínimo por entrega era 4.26 £ (4,73 €). Ahora, bajo el nuevo sistema, los pedidos se pueden pagar a 2.62 £ (2,91 €). Esta disminución dramática equivale a un recorte salarial del 40%. En respuesta, los trabajadores se han movilizado. Sus demandas son las siguientes: una tarifa mínima fija de 5 £ (5,55 €) por cada entrega, un pago de 1 £ (1,11 €) por milla (1,6 km) de distancia, fin del sistema de “estímulo” que hace fluctuar las tarifas de pago cada hora y ninguna represalia para los trabajadores en huelga.

A la 1 de la tarde de ayer, los trabajadores se reunieron desde todo Londres en el ‘Uber Greenlight Hub’ (centros donde la compañía atiende a los repartidores) en Aldgate. La multitud de trabajadores, en su mayoría inmigrantes, buscaba forzar a la empresa a entablar negociaciones. Por el momento, Uber resistió, con un gerente negándose a hablar con los trabajadores de forma colectiva. Uber solicitó los detalles de las cuentas de los trabajadores con el fin de ‘facilitar’ conversaciones cara a cara sobre el nuevo modo de pago con los usuarios. Los trabajadores se negaron. Querían negociar colectivamente, y sabían muy bien que la entrega de sus datos podría llevarlos a ser despedidos por ir a la huelga. Uber entregó una carta afirmando que habían “hablado con cientos de repartidores” sobre los cambios. Los repartidores la rompieron. En un momento dado, los trabajadores arrinconaron al gerente de Uber, que intentaba llevar a la gente adentro para discusiones personales. Le preguntaron si trabajaría por 2.50 £ por entrega. Su única respuesta fue huir detrás de la protección de los guardias de seguridad y las grandes puertas de vidrio.

Después de una hora y media de un frustrante ir y venir, los trabajadores partieron en un gran convoy de ciclomotores para Aldgate Tower, sede de las oficinas administrativas de alto nivel de Uber. Al llegar bloquearon el cruce principal de Whitechapel High Street y Commercial Street, justo antes del parque Altab Ali. Otro grupo de trabajadores subió a las puertas de entrada, y en poco tiempo toda la torre estaba bloqueada. La policía llegó y sin mucha prisa despejó el cruce, a las 3.20 de la tarde. Impusieron condiciones a la manifestación: los trabajadores de UberEats tendrían que mudarse a más tardar a las 4 de la tarde, o comenzarían con las detenciones.

En respuesta a esta amenaza, los trabajadores partieron en otro piquete móvil , esta vez hasta la plaza del Parlamento. Mientras tanto, otros trabajadores formaron piquetes en los restaurantes de la zona. Se confirmaron líneas de piquete en múltiples McDonalds de toda la capital. Se espera que la huelga continúe en su tercer día, con una manifestación convocada en el mismo lugar y hora que ayer - Aldgate, EC3A 7DT a la 1 de la tarde.

El contexto más amplio de esta huelga es la inminente oferta pública de acciones de Uber en 2019. En el período previo a este momento crucial, el CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, ha incrementado su enfoque comercial en UberEats. El último cambio en la estructura de pago parece ser un intento de reducir los salarios para aumentar la rentabilidad. El cambio se produce al mismo tiempo que surgen los rumores de que Uber está en conversaciones para comprar la sección europea de Deliveroo . Deliveroo, valorado en más de dos mil millones de dólares, es uno de los principales competidores del Reino Unido de UberEats. Una fusión constituiría una gran consolidación de capital y un significativo paso hacia el monopolio de las plataformas de distribución de comida.

Esta huelga, que sigue a la huelga de los repartidores en Glasgow , muestra que la tendencia hacia la utilización de la acción directa entre los trabajadores de las plataformas de alimentos no está retrocediendo. En los últimos años, las huelgas se han extendido por todo el Reino Unido, desde Londres a Bristol, Leeds, Brighton, Cardiff, Glasgow, Plymouth y Southampton. Trabajadores de otras muchas ciudades han tomado medidas informales a pequeña escala y están en proceso de organizarse. Pocos sectores experimentan una autoorganización sostenida de la clase trabajadora de este calibre. El próximo desarrollo sustancial sería que estas luchas en la ciudad se coordinaran a nivel nacional y se enfrentaran a UberEats juntas.


authors

Callum Cant (@CallumCant1)

Callum Cant is a researcher and NFB editor.

Lydia Hughes (@lydiakathleenh)

Lydia Hughes is a trade union organiser.


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